19 diciembre, 2015

Guía práctica para los TFG de Historia. Capítulo 3: Seguimiento del Trabajo y el Tutor



Bueno, ya hemos elegido nuestro Trabajo de Fin de Grado, y tenemos hecho un listado con la bibliografía que podemos usar para el mismo: manuales, artículos, documentos archivísticos, etc. Ahora nos queda una de las partes más complicadas, quizás la que más, llevar al día el propio trabajo. Pero, dirán algunos: “¿qué tiene que ver la buena comunicación con tu tutor, con llevar al día el TFG?”. O quizás otros dirán: “Yo he elegido el tutor por el tema, pero a mí no me va a tutorizar, ya que yo sé más que él. El trabajo lo voy a realizar yo y cuando llegue el día, que el tutor me dé el visto bueno y ya está”.

Estos comentarios, pueden ser síntomas de que no vas a realizar un buen Trabajo de Fin de Grado. Hay un compañero mío del Máster que me dijo, “Yo siempre parto de este principio, todo profesor, incluso el peor de los profesores, sabe más que yo, y yo debo dejarme aconsejar para poder hacer un buen trabajo, o llevar bien una asignatura”. Evidentemente, estoy totalmente de acuerdo con esto, no quiero decir que todos los alumnos somos unos inútiles, evidentemente que no, pero si uno quiere mejorar, si uno quiere cumplir con los objetivos pedagógicos del propio TFG, es necesario que no descuide la parte más humana y social que tiene el TFG: el crear algunos lazos con tu tutor, o tutores.

A continuación, indicaremos algunas claves que hay que tener en cuenta a la hora de tratar con tu tutor, que al mismo tiempo es una de las claves para llevar al día el TFG.

Los Tiempos

Lo primero que un alumno debe hacer es conocer los tiempos del trabajo, es decir, en qué fecha hay que entregar la documentación – también para inscribirte en el TFG para los alumnos de 3º o 4º que aún no estén matriculados en dicha asignatura – para la defensa del Trabajo de Fin de Grado. Uno tiene que saber cuándo se finaliza el plazo, no el profesor. Uno debe organizarse para tener listo el trabajo, ya sea para la primera convocatoria o para la segunda, lo que uno prefiera. Pero es muy importante tener en cuenta que el tutor debe corregir el trabajo, y eso le puede acarrear desde un día a dos semanas. A veces no vale con entregar el trabajo “finalizado” la semana antes de la fecha final del plazo.

También uno debe ser consecuente con las fechas, si lo ha entregado demasiado tarde, lo ha entregado demasiado tarde, somos adultos y por tanto debemos ser responsables.

Entenderse con el tutor

En segundo lugar tenemos entablar una relación de entendimiento con el tutor: Comunicación fluida, buscando siempre el punto intermedio entre ir únicamente dos veces a tutoría en todo el curso y estar todos los días acosando al profesor, la clave es encontrar una regularidad en la que tanto alumno como tutor se sientan cómodos. ¿Por qué? Hay dos razones, una es que al ir de forma regular podrás entender mejor qué es lo que espera el tutor de tu trabajo y cómo quiere que lo lleves a cabo, la otra razón es que hay profesores a quienes les gusta el poder debatir las hipótesis o conclusiones de trabajo que uno ha propuesto, o piensa proponer en su TFG. Cosa que no se puede llevar a cabo si el alumno entrega su TFG a una semana de la fecha final sin haber pisado su despacho.

Una parte importante de entender al profesor consiste en hacerle caso, por ejemplo, si te manda leer un manual, por muy aburrido que sea, te lo tienes que leer, ya que si no lo haces: 1º perderás la confianza del tutor; 2º quizás tengas un vacío de conocimiento importante que no te permitirá comprender totalmente el tema específico que hayas elegido para el TFG.

La importancia del seguimiento con el profesor, no es solo mandarle borradores – que también –, se trata más de hablar en persona sobre dudas y que el profesor tenga idea de cómo tienes planteado el trabajo, por ejemplo, con el índice del mismo.

Ser coherentes

Hay que entender también que los profesores son personas, que tienen sus propios horarios y calendarios. Por ejemplo, muchos profesores de universidad realizan periódicamente viajes de investigación o van a congresos a otros países o ciudades. Es importante tener en cuenta esto. Pero además, son personas que pueden sentirse culpables si en un momento determinado piensan que a un alumno tutorizado se le debería suspender porque no ha alcanzado las metas mínimas. Es importante no tratar de presionarle exigiéndole que te apruebe e incluso increpándole diciendo cosas del tipo “yo es que no lo sabía” o “si me suspende, el año que viene tengo que pagar el doble”.

Al mismo tiempo, está totalmente fuera de lugar intentar pactar la nota con el tutor con anterioridad a la entrega del trabajo. Es decir, concretar con el tutor que tú lo que quieres es tener el 10 y que todo lo demás te da igual. Que el 10 es lo importante. Hay profesores que estarán dispuestos a hacerlo, pero esto te puede perjudicar mucho en los tribunales y, a parte, de esta manera estarás reduciendo mucho la capacidad de evolucionar y aprender durante la realización del mismo.

Conclusión

Con todo esto, un buen seguimiento de lo que significa tener un tutor es la mejor forma de llevar al día tu Trabajo de Fin de Grado. Hay que tener presente, asimilado en lo más profundo de nuestro subconsciente, que lo importante no es hacer el trabajo, sino APRENDER EL TRABAJO.

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